El Octubre Misionero de este año, marcado por los sufrimientos y desafíos causados por la pandemia del Covid 19, ilumina el camino misionero de toda la Iglesia a la luz de la palabra que encontramos en el relato de la vocación del profeta Isaías: “Aquí estoy, envíame” (Is 6,8). Es la respuesta siempre nueva a la pregunta del Señor: “¿A quién enviaré?”.
“Comprender lo que Dios nos dice en estos tiempos de pandemia se convierte en un reto también para la misión de la Iglesia. La enfermedad, el sufrimiento, el miedo, el aislamiento nos interpelan. La pobreza de los que mueren solos, de los que se quedan solos, de los que pierden su trabajo y su salario, de los que no tienen casa ni comida nos interpelan. Obligados a la distancia física y a permanecer en casa, se nos invita a redescubrir que necesitamos relaciones sociales, y también relaciones comunitarias con Dios”.