“La hora santa es el homenaje que nosotras Religiosas del Ssmo. Sacramento tributamos a nuestro Esposo Celeste encerrado dentro del Sagrario; es como el distintivo de nuestro Instituto […] Oh como en el silencio de la noche se elevan las oraciones y los gemidos del Corazón de Dios… ellos obtienen al mundo la paz, a los afligidos el consuelo, a los pecadores la conversión. Sirven admirablemente para asociar la vida contemplativa a la activa, de modo que esta no sea privada de su dulzura; y que aquella acompañe y perfeccione cada acto de esta”. “Si el distintivo y el signo de nuestro Instituto es la devoción al Ssmo. Sacramento, yo quisiera ver expuesto todos los días a este Dios de amor, tributarle toda la gloria, porque la adoración a los Misterios es para mí una necesidad natural del corazón, es gozar en la tierra las delicias del Paraíso con la única diferencia que aquí lo contemplo bajo las sombras misteriosas, y en el Paraíso en la plenitud de su gloria”. (Guía Práctica cap. 4 – 5)